Su Excelencia Señor Presidente Abinader Corona:
Le deseo que se encuentre muy bien, junto a su familia. (Por lo que veo en la prensa y en las redes sociales me cae bien su familia, he de reconocerlo).
Ahora que me enteré de que usted llama directamente a sus amigos cuando se involucran en convocatorias a protestas, tengo a bien recordarle con mucho respeto y deferencia que el movimiento feminista y el movimiento de mujeres de la República Dominicana no es ni ha sido su enemigo; sin embargo, a pesar de que en múltiples ocasiones le hemos solicitado que nos reciba y que nos escuche personalmente, no lo hemos logrado.
Le reitero lo que le dije frente a frente en su despacho en aquella ocasión en que usted recibió una delegación de la Coordinadora de Lucha Popular y yo estuve en representación de la Coalición por la Vida y los Derechos de las Mujeres. Hemos solicitado de manera formal en varias oportunidades reunirnos con usted. Su respuesta en ese momento fue que no tenía conocimiento de nuestra solicitud. Yo me permití expresarle mi preocupación, porque habían delegado en otras personas para que nos atendiera sin que usted estuviera enterado y le reiteré personalmente la solicitud. Usted en ese momento encargó a una persona de su equipo y se comprometieron a avisarnos la fecha en que se realizaría la reunión.
Señor Presidente, nos quedamos esperando el aviso, así que a pesar de que tomó conocimiento de nuestra solicitud para sostener una reunión con usted, en 5 años de su gobierno no ha sido posible. (Si usamos los argumentos del Presidente de la Cámara de Diputados, podría decirle que al menos en su primer período fuimos muchas las que le entregamos nuestro voto y nuestra confianza). Ninguna de las compañeras ha recibido una llamada suya a propósito de nuestras tantas demandas y protestas y nunca ha habido tiempo para escucharnos personalmente ha pesar de nuestras propuestas formales para la modificación del Código ¿Será que entre nosotras no hay nadie que sea su amiga? ¿Será que solo sus amigos y amigas reciben la deferencia de la comunicación directa con usted en su rol presidencial a propósito de demandas sociales?
Quiero reiterarle lo que hemos comunicado en múltiples oportunidades y que sabemos que usted sabe, el Congreso Nacional se empeña en hacer ley un Código Penal que no responde a nuestra Constitución, a nuestros compromisos en Convenciones Internacionales y, sobre todo, que no garantiza la principal obligación jurídica del Estado (garantizar derechos). Parecería que solo con su intervención providencial podría no cometerse este desatino de proporciones mayúsculas en contra de la institucionalidad y a favor de la impunidad. El Código Penal que tenemos alrededor de 25 años discutiendo, no se traduce en el que han aprobado, no es el que la sociedad dominicana necesita. Ese es un documento perverso, no queremos creer que a usted le interesa cargar como» legado” sobre sus hombros con tal desatino.
Es un Código que retrocede en conquistas logradas en el plano de los derechos y la dignidad.
Un Código tan injusto que sigue colocando a las mujeres como las eternas ¨Evas¨ culpables del ‘pecado original’ a pesar de que las estadísticas desmienten que las mujeres seamos “esos seres ¨malignos¨ dispuestas a perjudicar a nuestros maridos y a los hombres en sentido general”. Las estadísticas evidencian como operan las estructuras de la violencia machista, pero el Código recién aprobado, se niega a reconocer un delito, por temor a que sea usado ¨en contra de los hombres¨ (nos escandaliza la forma en que lo expresó una Diputada, a pesar de que la aprobación del Código nos hace saber que así es como piensa y opina la mayoría congresual.
¿Señor Presidente, usted será capaz de promulgar un Código tan cruel que sigue penalizando el aborto en todas sus circunstancias, arrebatando a las mujeres su condición de personas con derecho a decidir, sobre todo en situaciones marcadas por la inminencia de su propia muerte o la crueldad más absoluta?
Señor Presidente, en un país de lamentable tradición presidencialista y de más lamentable configuración de un Congreso Nacional que niega derechos, no nos queda otra alternativa que solicitarle que nos escuche, aunque usted no nos considere sus amigas, porque nunca nos ha llamado a conversar. Escúchenos, observe el Código Penal, porque al fin y al cabo el ejercicio presidencial lo compromete con todas las personas, no solo con su círculo de amistad. Y recuerde que nosotras hemos redactado propuestas y hemos trabajado jurídicamente para que podamos tener el Código que nos merecemos, le garantizo que han sido realizadas en visión integral, constitucional y convencional.
Le abrazo y deseo para usted una vida plena, sin cargas existenciales que lo persigan cuando ya no esté en la posición que hoy ocupa.