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Adriano Cruz Marte: la historia del hombre que cargó un periódico sobre sus hombros

Por más de cuatro décadas, Adriano Cruz Marte ha sido sinónimo de periodismo en provincia desde San Francisco de Macorís. Lo que hoy se reconoce como uno de los medios regionales más influyentes del Nordeste, nació literalmente, en una habitación de su casa y bajo condiciones que exigirían temple, vocación y una obstinada voluntad de servicio.

Adriano recuerda que su pasión por el oficio nació del deseo de contribuir con su comunidad.

“El periodismo me apasiona porque entendía que podía servir más. Era la vía más expedita para conectar con los demás”, explica.

Su primera aspiración, sin embargo, no fue el periodismo, sino la medicina veterinaria.

“Soy de campo, quería ser veterinario, pero no me fue posible. Entonces me decidí por el periodismo, y ya esa historia estaba escrita”.

Aunque no nació en San Francisco de Macorís, el destino lo trajo a la ciudad que terminaría convirtiéndose en su hogar y en la cuna de su obra más trascendente. La razón fue profundamente familiar: su esposa, Victoria Then Paulino, es nativa del sector Loma de la Joya.

“Cuando nos tocó resolver, decidimos si ella iba a la capital o yo venía acá. Estaba embarazada, y me fue más fácil venir a San Francisco que ella irse. Esa es la razón por la cual me radiqué aquí”, narra.

“El periódico empezó en una habitación de la casa. Cuando ya era necesario abrirse más a la comunidad, cargué con todo al hombro”, recuerda Cruz mientras revive aquellos días de improvisación, creatividad y sacrificio.

El “peregrinaje” para encontrar un local incluyó distintos espacios: primero, un edificio en la Salomé Ureña esquina San Francisco, y luego en la calle Papi Olivier con El Carmen. Ninguno era ideal.

En uno de esos lugares, especialmente en la Papi Olivier, las lluvias convertían la oficina en un desastre.

“Llovía a borbotones. No había forma de evitar que se mojaran los materiales. Uno sobrevivía a la situación”.

Ese trayecto inestable duró alrededor de siete meses. Fueron tiempos en los que, sin experiencia ni equipos, los desafíos se multiplicaban.

“Era difícil evitar daños por las lluvias. Y no teníamos equipos ni tipos de letra. Trabajábamos con letra C, la que venden en librerías, pegada manualmente, tamaño por tamaño, párrafo por párrafo”.

A eso se sumaba otro desafío monumental: la impresión. El material debía enviarse cuatro veces a Santiago, ida y vuelta, para correcciones y diagramación. Todo un maratón técnico que hoy sería impensable.

En esa travesía, Adriano no estuvo solo. Menciona con gratitud a: Lus Esther Santos Reynoso, Rosa Odilis Hidalgo González y Mercedes Pérez de la Cruz, quienes caminaron con él en todos los trayectos.

Cuando habla de su esposa, su voz se suaviza. La define como un ser humano extraordinario.

Junto a ella formó una familia que considera su obra más perfecta: sus hijos Adria Victoria Cruz Then y Víctor Adrián Cruz Then.

Tengo razón para estar orgulloso de los dos”.

Los inicios del periódico también implicaron sacrificios económicos. Adriano recuerda que nunca puso un precio rígido a los espacios publicitarios.

Entre la educación y el periodismo

Cruz Marte también combinó su vida periodística con responsabilidades en el sector educativo. Fue el encargado de Relaciones Públicas en la Dirección Regional de Educación, brevemente director del Colegio San Vicente de Paul y director del Centros APEC de Educación a Distancia (CENAPEC) entre los años 1980 y 1987.

Uno de los cambios importantes en la evolución del periódico fue el paso de formato tabloide a berlinés. Un movimiento obligado por los costos, que marcó un antes y un después en la presentación del medio.

¿Cambiaría algo si volviera a empezar?

A sus 40 años de historia, Adriano contempla el panorama actual del periodismo y reconoce que el mundo ha cambiado.

“Si tuviera que empezar de nuevo, no sería igual. Las redes, Google, las plataformas… todo obliga a uno a mudarse de un formato a otro. Los periódicos que no sean digitales serán incosteables”.

“Todo lo que hice fue un trabajo placentero. Nunca me cansé. El esfuerzo y los desvelos fueron parte del camino, pero me produjeron placer. Este periódico es una vida entera”.

Adriano Cruz Marte muestra un ejemplar de EL JAYA en su 40 aniversario, símbolo del camino que inició en una habitación de su casa y que convirtió al medio en referencia del periodismo regional.
Adriano Cruz Marte muestra un ejemplar de EL JAYA en su 40 aniversario, símbolo del camino que inició en una habitación de su casa y que convirtió al medio en referencia del periodismo regional.