Por: Fuente Externa - 02/01/2025
En el corazón de San Francisco de Macorís, el sector de Santa Ana fue durante años sinónimo de lucha y resistencia frente a las fuerzas de la naturaleza. Las constantes inundaciones, provocadas por lluvias intensas y un sistema de drenaje deficiente, marcaban la rutina de sus habitantes, quienes vivían en un estado de incertidumbre y pérdida. Hogares anegados, pertenencias destruidas y el temor recurrente a cada tormenta eran parte del día a día en esta comunidad resiliente.
Sin embargo, el traslado de estas familias al Barrio Azul ha transformado sus vidas de manera significativa. Este nuevo espacio, planificado y diseñado para ofrecer condiciones dignas y seguras, representa un renacer para quienes alguna vez fueron prisioneros de las aguas. En este reportaje, exploramos cómo esta mudanza no solo ha cambiado el paisaje físico, sino también el espíritu y las aspiraciones de los antiguos habitantes de Santa Ana. Desde sus primeros días en su nueva comunidad hasta los sueños que ahora persiguen con renovada esperanza, el Barrio Azul se erige como un testimonio de cómo una intervención adecuada puede cambiar el curso de la vida de cientos de familias.
En el corazón de San Francisco de Macorís, el moderno y seguro proyecto habitacional, planificado y juiciosamente diseñado se levantó para ofrecer condiciones dignas para sus habitantes. Representa un renacer para quienes alguna vez fueron prisioneros de las aguas, el peligro y la muerte.
Para estos francomacorisanos la amenaza de aguacero era clara razón de incertidumbre y pérdida. Tras cada temporal las aguas arrasaban con todo. Durante años las vidas de los residentes de esta parte del Barrio Santa Ana han sido sinónimo de lucha y resistencia frente a las fuerzas de la naturaleza. Las constantes inundaciones, provocadas por lluvias intensas y un sistema de drenaje deficiente, marcaban la rutina, en medio del lodo y la desesperanza.
Hogares anegados, sumergidos en tierra, lodo y el más triste abandono; momentos de dramática impotencia vistos de cerca por el senador Franklin Romero y vividos por familias para quienes las escenas en las que sus pertenencias yacían destruidas, la desesperación y el terror recurrente a cada tormenta eran parte de su día a día.
Como sol que resplandece después de la lluvia, este diciembre, llego la esperanza a la provincia Duarte… Años de vulnerabilidad han terminado y se abren las puertas de la dignidad y el respaldo del Estado para cientos de familias.
La entrega de la primera etapa de los apartamentos construidos por el gobierno en el sector Getsemaní forma parte del denominado Proyecto 3R, impulsado por el congresista Franklin Romero, respaldado por el gobierno del presidente Luis Abinader, con el que se ha construido y actualmente ejecuta, importantes obras en la provincia Duarte.
Estos 16 edificios de 4 pisos cada uno, levantados en terreno cedido por el cabildo local, nada tienen que envidiar a residencial alguno. Equipados con seguridad, áreas de juego, estacionamientos, espacios de uso común, planta de tratamiento de aguas, gacebo, sistema eléctrico particular y muchos otros beneficios son ya el hogar de antiguas damnificados.
Por medio de un censo se produjo la selección del primer grupo de beneficiarios, mediante un proceso transparente y que garantiza la disponibilidad de viviendas para los verdaderos necesitados.
La gobernadora provincial, Ana Xiomara Cortes, y el alcalde Alex Díaz, formaron parte de la comisión de entrega, que junto al obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, Monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, y el rector de la Universidad Católica Nordestana, Reverendo Padre Isaac García de la Cruz abrieron las puertas de los apartamentos para ser habitados por las primeras 120 familias que residían en esa zona vulnerable.
Más de 200 familias han sido censadas, 128 ya tienen las llaves de sus viviendas y nos espera una segunda etapa. Seguimos trabajando y con el apoyo del presidente Luis Abinader la dignidad tocara cada hogar en condiciones de riesgo.
El traslado de más de un centenar de familias del Barrio Azul, es una realidad que ha significado la transformación de sus vidas y su entorno.
Las antiguas viviendas a la ribera del rio, por seguridad, fueron demolidas para evitar repoblación y se planifica ya la construcción en la zona un moderno boulevard. El miedo quedo atrás. Los residentes del barrio Azul pisan tierra nueva y reciben las llaves de modernas y confortables viviendas. Un sueño plasmado en papel por el senador Franklin Romero hoy se convierte en solución y esperanza para los francomacorisanos.
No solo ha cambiado el paisaje físico, sino también el espíritu y las aspiraciones de los antiguos habitantes de Santa Ana.
La transformación es innegable… El Barrio Azul se erige como un testimonio de cómo una intervención adecuada puede cambiar el curso de la vida de cientos de familias en su nueva comunidad ahora persiguen con renovada esperanza.
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